Francisco de Quevedo
Estos días estoy leyendo Historia de la vida del Buscón, llamado don Pablos, ejemplos de vagabundos y espejo de tacaños, de Francisco de Quevedo (1580-1645), que recomiendo a todo aquel que quiera entender un poco más nuestra historia contada con una gran dosis de humor.
Dejo un par de ejemplos del ingenio satírico de Quevedo.
El protagonista cuenta el día que le tocó subirse al caballo para el desfile de la escuela:
“Llegó el día, y salí en un caballo ético y mustio, el cual, más de manco que de bien criado, iba haciendo reverencias.”
Otro:
“Metió en casa la vieja por ama, para que guisase de comer y sirviese a los pupilos, y despidió al criado porque le halló, un viernes a la mañana, con unas migajas de pan en la ropilla. Lo que pasamos con la vieja, Dios lo sabe. Era tan sorda, que no oía nada; entendía por señas, ciega, y tan gran rezadora que un día se le desensartó el rosario sobre la olla y nos la trujo con el caldo más devoto que he comido.”
Es sorprendente comprobar cómo te puedes reír en el siglo XXI con algo dicho en el siglo XVII, el lenguaje, cuando es acertado, es maravilloso.
Navarro
26 febrero, 2014 at 9:22 pmOtro maestro haciéndonos sombra. Es un no parar